Los barrios pobres y los vecinos de otras 'Casas Orsola' piden protección

La adquisición de la Casa Orsola de Barcelona por parte del Ayuntamiento y la fundación Habitat 3, anunciada el pasado viernes, ha suscitado reacciones encontradas.

Por un lado, los colectivos de vivienda celebran que los vecinos en riesgo de desalojo puedan permanecer en sus hogares. Sin embargo, los barrios más desfavorecidos, con elevados índices de desahucios, y los inquilinos de otros edificios comprados por inversores, se preguntan por su situación y exigen medidas de protección similares.

“Con los nueve millones de euros destinados a ese edificio, se podría resolver el problema de vivienda en los barrios de la Zona Nord y parte del distrito de Nou Barris”, afirma Fili Bravo, presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana, un barrio castigado por los desahucios.

El peligro de la especulación

En el Eixample, los vecinos del número 243 de la calle Mallorca, amenazados tras la adquisición por parte de una empresa inversora, celebran “la victoria de la lucha colectiva de Casa Orsola”.

Pero advierten: “Si el Ayuntamiento ha intervenido en Casa Orsola, también puede hacerlo en Mallorca 242, los ocho bloques de Gràcia y todas las fincas afectadas por la especulación. Es una inversión en el futuro de la ciudad”.

En la calle de Tarragona, donde el propietario de un edificio de 120 viviendas ha tramitado licencias de alquiler turístico para todas las unidades y se niega a renovar los contratos, Melanie Andrada declara que el caso de Casa Orsola “da ánimos para seguir luchando y organizándose”, pero lamenta que “mientras el Ayuntamiento se centra en los casos más mediáticos, sigue sin retirar las licencias turísticas”.

Cambios legislativos y medidas estructurales

Preguntado sobre el futuro de los inquilinos de otras 'Casas Orsola', el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, afirma que “se estudiará cada caso”, pero advierte de que “los recursos son limitados”.

Collboni aboga por cambios legislativos estructurales que modifiquen “las reglas del juego” en el mercado inmobiliario, como la regulación del precio del alquiler, la suspensión de licencias de pisos turísticos y la regulación del alquiler vacacional.

Miquel Borràs, de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), expresa un sentimiento similar: “Nos alegramos por los vecinos de Casa Orsola, pero preocupa que no es un caso aislado. Hay cada vez más compras especulativas y el Ayuntamiento no puede adquirirlas todas”.

“Lo importante es cambiar las reglas del juego para que estas operaciones no resulten rentables para las empresas”, señala Borràs.

Marina Parés, del Sindicato de Vivienda Socialista de Catalunya, destaca el papel de la movilización vecinal en el caso de Casa Orsola, pero advierte del peligro de “un modelo en el que el Ayuntamiento compre todos los edificios con problemas de vivienda”.

Parés aboga por “universalizar las soluciones” y que los propietarios asuman el coste de resolver una crisis que ellos mismos han provocado.

Personas mencionadas

  • Fili Bravo
  • Jaume Collboni
  • Melanie Andrada
  • Miquel Borràs
  • Marina Parés