¿Mide España bien la desigualdad económica?
En los últimos años, los datos económicos de España sobre desigualdad han mejorado. El índice de Gini, una medida de desigualdad que oscila entre 0 (igualdad perfecta) y 100 (desigualdad total), se situó en 31,5 en 2023, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), mejorando con respecto al valor de 34,7 registrado en 2015. Esta tendencia positiva también se ha observado en otros países de la Unión Europea, así como en Estados Unidos.
Factores que influyen en la reducción de la desigualdad
Los expertos atribuyen esta reducción de la desigualdad a una combinación de factores, entre los que destacan el crecimiento económico sostenido, la creación de empleo estable y mejor remunerado, y la ampliación de los mecanismos de protección social.
Un crecimiento económico más vigoroso que en otros países europeos ha permitido a España reducir el desempleo y crear puestos de trabajo con mejores salarios. La reforma laboral, que ha fomentado la contratación indefinida y reducido la temporalidad, también ha contribuido a esta mejora.
Además, la puesta en marcha de medidas como el ingreso mínimo vital, el aumento de las pensiones mínimas y las ayudas al alquiler han ayudado a reducir la pobreza y la desigualdad entre los grupos más vulnerables de la población.
El papel de las políticas redistributivas
El economista Branko Milanovic destaca el papel fundamental de las políticas redistributivas en la reducción de la desigualdad durante la pandemia de COVID-19. En Estados Unidos, por ejemplo, las transferencias federales y las prestaciones sociales lograron reducir en 1,5 puntos el índice de Gini de ingresos en 2020.
Según Milanovic, este éxito redistributivo del Estado de bienestar ha sido poco reconocido, a pesar de ser "el cambio más relevante en beneficio de los que menos tienen" en las últimas décadas.
La paradoja de la desigualdad
A pesar de la mejora de los indicadores de desigualdad, una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el 33,8% de los españoles percibe que la brecha económica entre ricos y pobres ha aumentado. Esta percepción contrasta con los datos objetivos, lo que lleva a los expertos a plantear varias hipótesis.
Una posible explicación es el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los salarios, que han crecido más lentamente que los precios en los últimos años. El encarecimiento de la cesta de la compra, especialmente para los alimentos y la energía, ha erosionado los ingresos reales de muchos hogares.
Otra explicación es el aumento de la tasa AROPE (riesgo de pobreza o exclusión social), que mide la privación material y social. Esta tasa ha aumentado ligeramente en 2023, lo que indica que todavía hay un número significativo de personas en riesgo de pobreza y exclusión a pesar de las medidas tomadas.
Más allá de los ingresos: la desigualdad de riqueza
La desigualdad de riqueza es otro factor que contribuye a la percepción de desigualdad económica. Aunque los datos sobre desigualdad de riqueza en España son limitados, algunos estudios sugieren que ha aumentado en las últimas décadas. Esta desigualdad se debe en gran medida a la brecha creciente entre los propietarios de viviendas y los que no lo son.
El encarecimiento de la vivienda ha hecho que sea más difícil para las familias jóvenes acceder a la propiedad, lo que ha llevado a un aumento de los alquileres y una desigualdad más pronunciada entre los propietarios y los inquilinos.
Las consecuencias de la desigualdad
La desigualdad económica tiene profundas consecuencias para la sociedad. Puede provocar malestar social, reducir la movilidad social, perjudicar la salud y el bienestar y socavar la cohesión social.
Además, la desigualdad puede frenar el crecimiento económico al reducir la inversión en educación y formación, limitar el acceso a oportunidades laborales y crear un clima de incertidumbre e inestabilidad.
Recomendaciones para reducir la desigualdad
Los expertos coinciden en la necesidad de políticas integrales para abordar la desigualdad económica. Estas políticas deben centrarse en:
- Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible.
- Invertir en educación y capacitación para mejorar la movilidad social.
- Fortalecer los programas de protección social para reducir la pobreza y la desigualdad.
- Abordar la desigualdad de riqueza a través de medidas como impuestos sobre el patrimonio.
Reducir la desigualdad es un desafío complejo que requiere un compromiso a largo plazo. Al abordar las causas profundas de la desigualdad y adoptar políticas integrales, los gobiernos y las sociedades pueden crear un futuro más justo y equitativo para todos.