La intromisión de Musk en el Tesoro es "aterradora"

El acceso privilegiado permitirá a DOGE adelantarse a las principales transacciones y obtener información sobre el gasto del gobierno en industrias clave

Aunque parezca sorprendente, hay buenas noticias desde Estados Unidos: los tribunales están funcionando. A finales de la semana pasada, un juez federal dictó una orden temporal que restringe a Elon Musk y su banda de tecnolibertarios, el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por su sigla en inglés), el acceso a las tuberías del Tesoro de EU, al decir que existe el riesgo de un daño irreparable.

La demanda fue presentada por 19 fiscales generales y ahora se desarrollará una batalla legal más larga, pero el hecho de que el tribunal otorgó la orden con tanta rapidez es importante. Entre todas las cosas preocupantes que la administración Trump trata de hacer, desde congelar la ayuda exterior y las subvenciones nacionales hasta desmantelar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) —algo que casi con toda seguridad es constitucionalmente ilegal)—hasta poner fin a la ciudadanía por nacimiento y despedir a los empleados federales que no están de acuerdo con ellos, la toma de control del Tesoro por parte de DOGE es una de las más aterradoras.

En comparación con esto, incluso las amenazas de aranceles de Trump son una cuestión secundaria. En su primera semana en el cargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, entregó a Musk las llaves del funcionamiento interno del sistema financiero de Estados Unidos después de poner en licencia al funcionario de carrera de más alto rango del Tesoro, David Lebryk. Él se negó a dar acceso total a los datos del departamento y a los sistemas informáticos que albergan a las personas afiliadas a DOGE.

Eso significa que Musk obtuvo acceso a los datos personales más sensibles de todos los contribuyentes estadunidenses. Como dice otro caso en torno al mismo tema, presentado por la Alliance for Retired Americans, la AFL-CIO y el SEIU (dos grandes sindicatos): “La magnitud de la intrusión en la privacidad de los individuos es enorme y sin precedente”. Nombres, números de seguridad social, datos fiscales, datos de cuentas bancarias, números de tarjetas de crédito y débito y más se guardan en los registros del Tesoro para permitir transferencias seguras entre el público y el gobierno.

Hay muchas cosas que se pueden hacer con esta información, desde lo nefasto (enviar al Servicio de Impuestos Internos a auditar a personas que no nos agradan), hasta lo oportunista (la capacidad de modificar transacciones financieras o rutas de pago o congelar pagos), hasta lo defensivo (la capacidad de decidir qué entidades van a recibir o no el pago en caso de una situación como un déficit presupuestario o una crisis del techo de la deuda).

Luego están las formas en que el acceso a los datos del Tesoro puede otorgarle a Musk ventajas comerciales desleales. El acceso privilegiado a ese tipo de datos posiblemente le permita a él o a personas dentro de sus empresas y su círculo adelantarse a las principales transacciones del Tesoro u obtener información privilegiada sobre el gasto del gobierno en industrias clave como defensa, energía, atención de salud y tecnología.

La modificación de los sistemas de software existentes (que puede incluir la implementación de inteligencia artificial) plantea enormes riesgos geopolíticos y de seguridad nacional, en particular al tener en cuenta los estrechos vínculos comerciales de Musk con China.

Pero imagino que poner en la lista negra a oponentes políticos, rivales comerciales o grupos que DOGE considere problemáticos en su país sería lo más fácil de conseguir. Después de todo, el propio Musk ya escribió en X que “el equipo de DOGE está cerrando rápidamente” los pagos a grupos, incluidos Lutheran Family Services y organizaciones afiliadas, que no son del agrado de la administración Trump.

El acceso no autorizado por parte de funcionarios no gubernamentales a ese tipo de información es ilegal e incluso puede ser delictivo. La mayoría de los abogados con los que he hablado en las últimas dos semanas que trabajan en casos contra la administración y DOGE dicen que el delito es tan extremo que uno de los mayores retos es clasificar la jerarquía de ilegalidades.

Pero el problema principal aquí es que este tipo de control del Tesoro —que procesa más de 6 billones de dólares anuales en transacciones que incluyen pagos de seguridad social, reembolsos de impuestos, becas federales y salarios militares— es algo que históricamente solo los monarcas y los autócratas han tenido. Como dijo la semana pasada Alex Karp, director ejecutivo de Palantir, que ya vio aumentar el precio de sus acciones con la promesa de lucrativos contratos gubernamentales: “Esto es una revolución… a algunas personas les cortarán la cabeza”.

La rápida toma de control de la infraestructura federal por parte de DOGE y muchos de los comentarios de Musk tienen similitudes inquietantes con las ambiciones del movimiento neorreaccionario o NRx, una filosofía horripilante desarrollada por un ingeniero de software llamado Curtis Yarvin y adoptada por miembros de la élite de Silicon Valley (incluidos Peter Thiel, Balaji Srinivasan y Marc Andreessen). La filosofía también se conoce —adivinen— como “Ilustración oscura”.

Estas personas, que parece que leyeron demasiado a Ayn Rand, creen que la libertad y la democracia son incompatibles, y que lo que EU necesita es un director ejecutivo como monarca. No quieren hacer que el gobierno sea más eficiente, sino privatizarlo.

Eso debería ser cosa de ciencia ficción, pero no lo es.

¿Qué debemos hacer?

Seguir obteniendo órdenes de alejamiento. Como me dijo el embajador Norm Eisen, uno de los muchos abogados que han presentado varias demandas contra la administración: “Estamos respondiendo a la conmoción y asombro autocráticos de Donald Trump con el rápido dominio del estado de derecho democrático”. Esperemos que lo segundo sea lo que triunfe.