Almaraz inicia la cuenta atrás para un cierre al que solo se oponen PP y Vox
Las dos unidades de la central nuclear extremeña tienen como fecha límite de cierre el 1 de noviembre de 2027 y el 31 de octubre de 2028, respectivamente, aunque el Gobierno y las compañías propietarias, Iberdrola y Endesa, siguen sin pronunciarse sobre su futuro.
El papel de adalid de Almaraz lo están jugando el PP y Vox
El Partido Popular y Vox, que gobiernan en Extremadura, se han sumado a las plataformas ciudadanas que se oponen al cierre de la central nuclear de Almaraz. El Grupo Popular presentará el próximo martes en el Congreso una proposición no de ley para solicitar, entre otros, una ampliación de la vida útil de las centrales nucleares y que se facilite su sostenibilidad económica.
Por su parte, la presidenta de Extremadura, María Guardiola, pidió hace unos días al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la nacionalización del parque nuclear.
Las empresas piden una rebaja de las cargas fiscales
Las compañías propietarias de Almaraz, Iberdrola y Endesa, desean claramente la ampliación de la vida de unas plantas ampliamente amortizadas, pero ponen como condición una rebaja de las cargas fiscales. Sin embargo, el Gobierno sigue siendo partidario del cierre, por lo que no está claro quién impondrá sus condiciones.
Según datos de CincoDías, Almaraz paga en impuestos 27,92 euros/MWh, de los cuales, 11,02 euros/MWh corresponden a la tasa Enresa. Las empresas nunca han puesto encima de la mesa una auditoría que demuestre que estas cargas no las hacen rentables.
Argumentos a favor de la prórroga
Algunas voces, incluso nada pronucleares, consideran que la vida de las centrales nucleares debería ser prorrogada, una vez amortizadas, siempre de acuerdo con las condiciones de seguridad del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Los argumentos de esta defensa son que, en tanto no se garanticen los plazos para lograr los objetivos del Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC) relativos a la instalación de bombeo, baterías y renovables, es muy arriesgado cerrar las centrales nucleares.
En momentos de estrés del sistema (como la escasez de renovables y picos de demanda en días de invierno) se agravan cuando, por paradas programadas o de otro tipo, quedan fuera de juego una o dos centrales, lo que encarece el precio de la luz (por la entrada de generación con gas).
Además, recuerdan los defensores de la prórroga, si España prescinde de sus nucleares en el medio plazo sin haber resuelto el problema del almacenamiento de energía, se vería obligada a comprar la energía nuclear de Francia.
El consenso es que el precio regulado rondaría los 55 euros/MWh
Una opción, en su día encima de la mesa, en línea precisamente, con los contratos franceses, es sacar a las centrales del mercado y garantizarles un precio regulado que cubriría todos sus costes, variables y fijos, incluidos los gravámenes. El consenso es que este precio rondaría los 55 euros/MWh.