Ballenas: Fertilizantes oceánicos que impulsan la vida marina
En un fascinante giro de los acontecimientos, un reciente estudio está revelando el papel crucial que desempeñan las ballenas en el mantenimiento de la salud de nuestros océanos. Más allá de su imponente tamaño, estos gigantes marinos están actuando como verdaderos fertilizantes vivientes, enriqueciendo las aguas y fomentando el crecimiento del fitoplancton, la base de la cadena alimenticia marina.
El secreto está en la orina (y más)
Según un artículo publicado por Marisol Pérez en El Imparcial, la investigación destaca que las ballenas no solo transportan nutrientes a través de sus excrementos, sino que su orina también juega un papel fundamental en este proceso. Este hallazgo está ampliando nuestra comprensión de cómo estos animales están contribuyendo al equilibrio ecológico marino (Pérez, 2024).
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, estima que especies como la ballena jorobada, la ballena franca y la ballena gris están transportando aproximadamente 4.000 toneladas de nitrógeno a regiones oceánicas que carecen de nutrientes cada año. Además, su contribución en biomasa supera las 45.000 toneladas. «El flujo de nitrógeno y otros compuestos tiene un impacto vital en la proliferación del fitoplancton y, en consecuencia, en la alimentación de diversas especies marinas», señala Joe Roman, biólogo de la Universidad de Vermont, citado por El Imparcial (Pérez, 2024).
Un sistema de transporte natural
Las ballenas jorobadas, por ejemplo, están realizando una de las migraciones más largas del reino animal, desplazándose desde sus zonas de alimentación en el Golfo de Alaska hasta sus áreas de reproducción en Hawái. En el Santuario Marino Nacional de Ballenas Jorobadas de Hawái, los investigadores han determinado que las ballenas están duplicando la cantidad de nutrientes que las corrientes oceánicas transportan naturalmente.
«Nos gusta llamarlo ‘la gran cinta transportadora de ballenas’. Funcionan como un embudo biológico: se alimentan en vastas zonas, pero se agrupan en espacios más reducidos para reproducirse y dar a luz», explica Roman, según El Imparcial (Pérez, 2024).
Un viaje de resistencia extrema
Durante los meses cálidos, las ballenas se están alimentando en latitudes altas, acumulando reservas de grasa que les permiten sobrevivir durante su migración sin necesidad de ingerir alimento. Las ballenas grises, por ejemplo, están viajando más de 11.000 kilómetros entre las aguas rusas y las costas de Baja California. Sus parientes del hemisferio sur no se están quedando atrás, desplazándose más de 8.000 kilómetros desde la Antártida hasta sus áreas de cría en Costa Rica.
Durante este trayecto, pueden perder cerca de 90 kilos al día, compensando la falta de alimento con la movilización de sus reservas corporales. Este impresionante despliegue de resistencia subraya la importancia de estos animales no solo como seres vivos, sino también como componentes clave de los ecosistemas oceánicos.
El impacto a nivel planetario
Los científicos están subrayando que estos cetáceos no solo impresionan por sus dimensiones, sino también por su impacto a nivel planetario. «Solemos pensar que solo los humanos alteran los ecosistemas a gran escala, pero las ballenas han demostrado que su influencia es global», concluye Andrew Pershing, coautor del estudio y oceanógrafo en Climate Central, citado por El Imparcial (Pérez, 2024).
Referencias
- Pérez, M. (2024, 10 de marzo). La orina de ballena: el fertilizante que nutre los océanos. El Imparcial. Recuperado de https://www.elimparcial.com/tecnologia/2025/03/10/la-orina-de-ballena-el-fertilizante-que-nutre-los-oceanos/