El Papa Francisco: Un corazón argentino en el Vaticano, también en la mesa
Aunque su pontificado lo llevó a recorrer el mundo y a liderar una de las instituciones más importantes del planeta, el Papa Francisco nunca olvidó sus raíces argentinas. Y esa conexión con su tierra natal se manifestaba también en su amor por la comida tradicional. Más allá de los banquetes vaticanos y la cocina internacional, su corazón siempre perteneció a los sabores de su infancia en el barrio de Flores, Buenos Aires.
Tras su fallecimiento, muchos se preguntaron cuáles eran esos platos que lo conectaban con su identidad. Contrario a lo que se podría esperar, no eran recetas italianas ni creaciones sofisticadas. Sus preferencias apuntaban a la sencillez y autenticidad de la cocina argentina, esa que se comparte en familia y que evoca recuerdos imborrables.

Los dulces recuerdos del Papa Francisco
Si hablamos de dulces, los alfajores ocupaban un lugar privilegiado en el paladar del Sumo Pontífice. No cualquier alfajor, sino los de hojaldre de la marca artesanal «El Nazareno». Según Leonardo Grisoni, dueño de la fábrica, el Papa Francisco disfrutaba especialmente de la textura crocante de la masa y el generoso relleno de dulce de leche. Su devoción era tal que, en 2017, la entonces canciller alemana Angela Merkel le obsequió una caja de estos alfajores durante una visita al Vaticano (Redacción Clarín, 2024).
Otro clásico que no podía faltar era el dulce de leche, un símbolo indiscutible de la gastronomía argentina. El Papa lo disfrutaba en todas sus presentaciones: untado en pan, como relleno de postres o simplemente a cucharadas. Siempre había un frasco de dulce de leche a mano en el Vaticano, un recordatorio constante de su hogar.

Sabores salados que evocan la tradición
En cuanto a los platos salados, la colita de cuadril era uno de sus cortes de carne predilectos. La pedía siempre bien cocida, sin salsas elaboradas ni adornos innecesarios. Le gustaba disfrutarla tal como se prepara en cualquier hogar argentino: de forma sencilla, sabrosa y acompañada de una buena conversación familiar. Este plato, sin complicaciones, representaba para él la calidez y la familiaridad de su tierra (Redacción Clarín, 2024).
Las empanadas de carne, con su inconfundible toque norteño, también eran parte de sus comidas favoritas. Con huevo duro, aceitunas y la cantidad justa de condimentos, las disfrutaba especialmente durante celebraciones y encuentros con personas queridas.
Un gusto porteño peculiar: La pizza a caballo
Y si de sabores bien porteños se trata, el Papa Francisco tenía una debilidad por una rareza que mencionaba con orgullo: la pizza a caballo. Esta combinación de pizza, fainá y huevo frito era uno de sus placeres culinarios. Tan contundente como simbólica, esta mezcla tan típica de las pizzerías de barrio representaba para él una conexión con la cultura y las tradiciones de Buenos Aires (Redacción Clarín, 2024).
La comida como un acto de humildad y comunidad
En el libro «La cocina del Vaticano», escrito por el chef David Geisser junto a miembros de la Guardia Suiza, se describe cómo el Papa Francisco entendía la comida como un acto de humildad y comunidad. Para él, compartir la mesa era una forma de acercarse a los demás, de predicar sin palabras, pero con todo el sabor de su Argentina natal. Esta visión de la comida como un acto social y espiritual refleja la profunda conexión del Papa con sus raíces y su gente.
El amor del Papa Francisco por la comida argentina no era simplemente una cuestión de gusto, sino una forma de mantener viva su identidad y de compartir sus raíces con el mundo. Cada plato que elegía era un homenaje a su historia personal, a su infancia en Buenos Aires y a la mesa familiar. Y a través de esos sabores, transmitía un mensaje de humildad, sencillez y cercanía que lo caracterizó a lo largo de su pontificado.
Así, el legado culinario del Papa Francisco nos recuerda que la comida puede ser mucho más que un simple acto de nutrición. Puede ser un puente entre culturas, una forma de expresar amor y afecto, y un símbolo de identidad y pertenencia.