Los damnificados de la DANA: heridas en el alma y en los hogares

Las riadas provocadas por la DANA han dejado tras de sí un rastro de devastación física y emocional en los pueblos valencianos afectados. Vecinos y vecinas de Paiporta, Algemesí, Alfafar, Massanassa y Catarroja luchan por recomponer sus vidas y superar el trauma de la catástrofe.

El coste emocional

La DANA no solo ha arrasado viviendas y negocios, también ha dejado profundas heridas en el alma de sus víctimas. Muchas personas sufren estrés postraumático, ansiedad y depresión, lo que ha llevado al Ministerio de Sanidad a implantar nueve unidades de salud mental para atender a los afectados.

Entre los más vulnerables se encuentran las personas con enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia o la bipolaridad. La asociación Afpem Horta Sud, que atiende a una veintena de enfermos crónicos en Albal, ha estado visitando a sus usuarios desde el día de la tragedia para asegurarse de que tienen la medicación necesaria y evitar que su calidad de vida se vea aún más afectada.

El coste material

Las pérdidas materiales también son cuantiosas. Muchas viviendas e infraestructuras han quedado destruidas o dañadas, y los negocios locales han sufrido graves perjuicios. En el barrio valenciano de El Raval, uno de los más pobres de España, la situación es especialmente dramática.

Allí, las pequeñas y frágiles viviendas junto al río Magro ya sobrevivían con dificultades antes de la riada. Ahora, muchas de ellas están precintadas por riesgo de derrumbe y sus habitantes han perdido todo lo que tenían.

La reconstrucción

La reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA será un proceso largo y costoso. El Gobierno central ha anunciado un fondo de 320 millones de euros para ayudas, pero se espera que los daños superen con creces esta cantidad.

Además de la ayuda económica, los afectados necesitan también apoyo emocional y social. Los vecinos y las organizaciones no gubernamentales están trabajando juntos para proporcionar comida, ropa y refugio a quienes lo han perdido todo.

También es fundamental que las administraciones públicas agilicen los trámites para la reconstrucción y la concesión de ayudas. Los damnificados no pueden esperar más para recuperar sus hogares y sus vidas.

La DANA ha sido una tragedia, pero también ha demostrado la solidaridad y la capacidad de resistencia del pueblo valenciano. Juntos, los afectados y las instituciones podrán superar esta situación y construir un futuro mejor.